Este 17 de febrero se cumple un año más de la tragedia registrada en el sector de Queronque, a 4 kilómetros de la estación de Limache en la región de Valparaíso, la que es catalogada como una de las peores tragedias ferroviarias en la historia de nuestro país.
Lo anterior, ya que hace 38 años, a las 19:45 horas del 17 de febrero del año 1986, tuvo lugar una enorme colisión frontal entre dos trenes, la que dejó un saldo de 58 personas fallecidas y 510 lesionados (111 de ellos de gravedad).
Uno de los vagones se dirigía en dirección Los Andes – Valparaíso, mientras que el segundo lo hacía cumpliendo el recorrido Valparaíso – Santiago, los cuales en medio de una curva ciega, la que en la actualidad es denominada como la curva de la muerte, chocaron mientras ambos transportaban alrededor de mil pasajeros.
Uno de los factores más lamentables de la tragedia es que esta pudo ser evitada, producto a que todo se debió a una cadena de errores humanos que desencadenaron el fatal hecho.
Lo anterior, ya que el movilizador de la estación de Limache hizo entrega del bastón de vía libre al maquinista, para así permitirle que avanzara con rumbo a Valparaíso, mientras que el señalizador de la estación Peñablanca hizo lo mismo en sentido contrario, permitiéndole al segundo vagón que continuara su viaje con destino a Santiago, lo que habría sido el primer error que terminó con el conocido descalce.
Además, hubo un segundo error, ya que ambos trenes se desplazaban por la misma vía en la fatal jornada, producto a que la segunda se encontraba inhabilitada de forma temporal por un atentado que se había llevado a cabo en 1985 que destruyó por completo el puente Lo Aranda, el que ya se encontraba reparado antes de la enorme tragedia, pero no había sido inaugurado por las autoridades a la fecha.
COLISIÓN FRONTAL
De esta forma, el tren AES-16, acoplado con el AES-4, se desplazaba sin cuidado a unos 100 kilómetros por hora en dirección Valparaíso – Santiago, por lo que impactó de frente con el AES-9, el que hacia su recorrido desde Los Andes a Valparaíso a 90 km/h, velocidades que dejaron inhabilitado el uso de frenos de emergencia por parte de los maquinistas.
Esto desencadenó una escena dantesca en aquellos años, ya que el fuerte impacto provocó que ambos trenes, los que colisionaron de frente, se incrustaran al menos 5 metros entre sí, lo que produjo que los pasajeros de los primeros asientos fueran los más afectados por la tragedia.
La gravedad de la colisión causó que ambos vagones quedaran entrelazados como una sola estructura de fierro, la que mantenía cuerpos humanos atrapados en su interior, lo que originó un intenso rescate por parte de Bomberos, además de colapsar de heridos los hospitales del sector.
Otro de los contratiempos que marcó la el accidente fue que esa misma jornada del fatídico 17 de febrero de 1986, antisociales habían robado las líneas de cobre que permitían la conexión telefónica entre las estaciones Limache y Peñablanca, lo que mantenía completamente incomunicado un punto del otro.
RESPONSABILIDADES
Cabe mencionar que, producto de la tragedia cuatro funcionarios de Ferrocarriles fueron procesados por su responsabilidad en el siniestro, los que fueron condenados a tres años de cárcel, mientras que sus defensas se excusaron en lasprecarias condiciones laborales.
Otro de las consecuencias que trajo consigo el fatal accidente, además de la enorme cantidad de pérdidas de vidas humanas producto de la colisión, fue el término del servicio de trenes entre Santiago y Valparaíso, el cual hasta la actualidad nunca más volvió a funcionar, convirtiéndose en un proyecto de promesa permanente.
Para conmemorar el fatal accidente, como cada 17 de febrero se llevó a cabo una liturgia, la que tuvo lugar a las 11.30 horas de este sábado en el sector de la tragedia en Queronque, en la comuna de Limache.
PURANOTICIA